Desde que el hombre existe en la tierra, sus actividades han dejado huella en el medio que lo rodea. Entre los seres vivos es el único capaz de modificar su entorno natural para adaptarlo a sus necesidades debido a su capacidad de raciocinio y a medida que ha crecido la población humana también ha ido creciendo esta capacidad de adopción que se consolida con el desarrollo de nuevas tecnologías.
Esta modificación del entorno ha traído consigo daños y alteraciones a la naturaleza desde épocas muy antiguas pero se han vuelto más severos y en algunas circunstancias hasta irreversibles a medida que se desarrollan los procesos industriales, que se concentra la población en las ciudades, que la agricultura se tecnifica y se introducen gran cantidad de sustancias químicas en el ambiente como consecuencia del desarrollo urbano, agrícola e industrial.
Actualmente se vive en la era de los productos petroquímicos como los plásticos, pesticidas, aditivos para alimentos, detergentes, solventes y combustibles, los cuales al final de su ciclo de vida (elaboración, utilización y disposición final) generan una serie de problemas que tienen un impacto significativo en los recursos naturales y el ambiente.
Muchos de los problemas que por contaminación padecemos son resultado de acciones que eran aceptadas en el pasado por el poco conocimiento que se tenía entonces de sus efectos en el ambiente. El DDT se aplicaba indiscriminadamente en áreas de cultivo y residenciales para controlar mosquitos y otros insectos. Los compuestos utilizados como refrigerantes conocidos con el nombre de clorofluorocarbonos (CFC) se consideraban casi mágicos debido a que no eran ni tóxicos ni combustibles. Sin embargo, en la década de los setenta se descubrió que la destrucción de la capa de ozono que protege nuestro planeta de la radiación ultravioleta se debía precisamente esta clase de compuestos.
Sin embargo, para evitar que este tipo de problemas se sigan presentando y que en un futuro se tornen incontrolables, en diversos países desde hace ya algunos años se han comenzado a aplicar políticas que tienen como finalidad la protección del entorno natural. Paralelamente se han desarrollado tecnologías encaminadas a prevenir, controlar y evitar la generación y emisión de sustancias nocivas en el ambiente y éste es el campo que compete a la ingeniería ambiental.
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